‘The Times’ ha publicado un demoledor artículo sobre los vínculos entre Greta Thunberg y diversos grupos de poder empresarial y medioambiental..
Muchos sitios web y personas la han tomado, sin pensarlo, como una adalid del movimiento contra el cambio climático. Sin embargo, más allá del mensaje ecológico se esconden los intereses de grandes lobbies y empresas energéticas, cuando no grandes contradicciones…
Greta Thunberg se ha convertido, en menos de un año, en un icono mundial contra el cambio climático. Pero su apabullante —y sospechosamente rápido— éxito ha sido impulsado y promovido, según las investigaciones de The Sunday Times, por grandes lobbies y empresas energéticas verdes que utilizarían a la joven de 16 años como punta de lanza para «facilitar la transición al corporativismo verde».
El diario británico ha relacionado a la adolescente y su ascendente notoriedad con el magnate, Ingmar Rentzhog, presidente de un Think Tank (laboratorio de ideas e investigación) del que son miembros desde políticos socialdemócratas suecos hasta ejecutivos de grandes empresas energéticas del país.
Greta Thunberg se dio a conocer con su famosa huelga escolar ante el Parlamento de Suecia en agosto del año pasado. El día 20 concretamente, Ingmar Rentzhog subió a su página de Facebook una fotografía de la joven y esa misma tarde el periódico Dagens Nyheter —el de mayor tirada del país— publicó su historia.
El resto ya lo conocemos. Sin embargo, las informaciones exclusivas del Times aseguran que su historia comenzó meses antes.
En mayo de 2018 Thunberg consiguió el segundo premio en un concurso de redacciones sobre el medio ambiente organizada por el periódico Svenska Dagbladet.
Tras el concurso, Bo Thoren, líder del grupo local Fossil Free Dalsland, contactó con los ganadores y otros jóvenes activistas para hablar sobre la forma de «involucrar y obtener ayuda de los jóvenes para aumentar el ritmo de la transición hacia una sociedad sostenible», puesto que buscaba «caras nuevas» para el movimiento.
Entre las propuestas de Thoren estaba hacer una huelga escolar inspirada en las manifestaciones de los alumnos supervivientes de la matanza del instituto Parkland en Florida.
«Había elecciones programadas para septiembre, tres semanas después del inicio del curso. Imagínate lo que ocurriría si llegaran los niños el primer día y dijeran “no volveremos hasta las elecciones”», explicó Thoren.
A Greta le convenció la idea de una huelga y decidió ponerla en práctica. Thoren lo sabía y acudió a Estocolmo el 21 de agosto para unirse a ella.
Pero el día anterior Rentzhog se encontró «casualmente» a la activista frente al Parlamento y la noticia comenzó a viralizarse antes de que llegara Thoren.
Aunque en un primer momento Rentzhog dijo que vio a Greta «por casualidad», finalmente admitió a The Times que una semana antes había recibido un correo de Thoren en el que le informaba de la protesta.
Del mismo modo, Rentzhog conoció a la familia de Greta meses antes del suceso, ya que coincidió con Malena Ernman, madre de la joven, en una conferencia por el clima en Estocolmo.
Así se lo aseguró por correo electrónico al periodista del Times a pesar de que antes había afirmado que la primera vez que supo de la joven fue una vez iniciadas las protestas.
A todo esto hay que añadirle que la huelga de Greta coincidió con el lanzamiento del libro de Ernman, Scenes from the Heart, que relata cómo «trabajar para salvar el planeta ha salvado la vida a su familia».
Rentzhog aprovechó la publicación, la fama de Malena Ernman —prestigiosa cantante de ópera—, y el carisma de Greta para difundir su mensaje por las redes sociales y así saltar a los medios de todo el mundo.
De esta forma comenzó la relación entre la familia de Thunberg y Rentzhog, un trato que los padres de la joven intentan ocultar.
El motivo por el que sus padres siempre han negado que exista una colaboración con Rentzhog es que, el fundador de la plataforma We Don’t Have Time —con la que pretende aprovechar el poder de las redes sociales para «responsabilizar a los líderes y empresas del cambio climático»— es también el presidente de Global Utmaning (más conocido como Global Challenge), un Think Tank en el que están involucrados líderes de lobbies, ejecutivos de empresas energéticas e incluso políticos.
Para la familia de Thunberg, es clave que su imagen no se va dañada por intereses de terceros. La fundadora de Global Challenge es Kristina Persson, exmiembro del Partido Socialdemócrata y ministra del gobierno sueco entre 2014 y 2016.
Otros miembros del Think Tank son: David Olsson, miembro de Svenska Bostadsfonden, uno de los fondos inmobiliarios más grandes de Suecia —y a cuya Junta pertenece Rentzhog—; Gustav Stenbeck, cuya familia controla la empresa de inversión sueca Kinnevik.
En la Junta también está Petter Skogar, presidente de KFO, la asociación de empleadores más grande de Suecia, y Anders Wijkman, expresidente del Club de Roma y miembro del Parlamento Europeo entre 1999 y 2009.
Otro miembro destacado es Nystedt Ringborg, asesora de la Agencia Internacional de Energía y exvicepresidenta de la corporación multinacional suizo-sueca ABB que opera en áreas de robótica y energía, entre otros. The Times subraya además que Ringborg es miembro de Sustainable Energy Angels, una firma de capital riesgo de energía verde.
A pesar de que The Times sugiere que la familia de Thunberg quizá no sabía los intereses de grandes poderes que traía consigo Rentzhog cuando contactó con ellos, también muestra inconcordancias en su relato.
Empieza con la firma de la madre de Greta en un artículo de opinión publicado en el Dagens Nyheter —que, recordemos, fue el primero en hacerse eco de las protestas de Thunberg ante el Parlamento—. Dicho artículo tiene otras ocho firmas entre las que se encuentra Kristina Persson y otros tres miembros de Global Challenge.
Rentzhog, que se supone que fue el autor del artículo, declaró que mostró la lista de firmantes a Malena Ernman pero sin indicarle los cargos que ostentaban en Global Challenge, por lo que podría ser que la madre de Greta desconociese quiénes eran, pero igualmente firmó un artículo escrito por el presidente de este Think Tank.
Entre las incongruencias de la familia de la joven ecologista también está que su padre, Svante Thunberg, afirmó tajantemente que «nunca hemos trabajado con la plataforma de Rentzhog ni Global Challenge», a pesar de que Greta formó parte de la junta asesora de su plataforma We Don’t Have Time (fundada por Rentzhog).
Aunque la familia de Thunberg ha intentado romper lazos con cualquier tipo de lobbie, su nuevo jefe de prensa es Daniel Donner, que justamente trabaja en el grupo de presión de Bruselas: European Climate Foundation.
Como activista, es inevitable que Greta Thunberg se rodeé de lobbies y líderes que apoyen su causa —y que tienen sus propios intereses— para generar los cambios que pide a los políticos de todo el mundo, pero el intento de ocultar estas relaciones para mantener su pulcra imagen genera desconfianza hacia ella.
Por el momento, cada paso que dé la joven sueca, que ha movilizado a miles de jóvenes de todo el mundo para luchar contra el cambio climático, se cuestionará y será investigado con lupa.
Recientemente, la activista sueca de 16 años criticó fuertemente las acciones de los Gobiernos durante la Cumbre sobre la Acción Climática 2019 en Nueva York, EE.UU.
«Me han robado mis sueños y mi niñez con sus palabras huecas. Deberían esta en la escuela al otro lado del océano», dijo Thunberg en relación con su compromiso con la lucha y renuncia a una vida «normal».
Y es que definitivamente alguien se la robó, pero los culpables no están en la ONU; y hubiera sido fácil que esté en la escuela si no hubiera emprendido una travesía en barco de dos semanas por el Atlántico para evitar viajar en un «contaminante avión».
Sin embargo, para escarnio de los promotores de tal estratagema publicitaria «verde», dicha decisión genera más gases de efecto invernadero que si la adolescente hubiera volado sin perder tanto tiempo, porque el barco será traído de vuelta a Europa por otros marineros que deben volar a los EE.UU. para recogerlo…
Pero el hecho de su corta edad y que además tenga autismo, hace difícil criticarla de manera adulta sin recibir represalias por tal osadía. Y es que los niños son poderosas palancas y escudos para las agendas de ciertos intereses adultos.
«Hay una razón por la cual no tomamos a los adolescentes como guías en cuestiones polémicas de la política. Salvo raras excepciones, no tienen algo interesante que decirnos. Solo repiten lo que los adultos les han dicho e instruido, casi siempre con menos matiz y madurez», explica el filósofo John Stuart Mill, quien fue un niño prodigio, al New York Post.
Detrás de esta noción está la idea de que un fenómeno global complejo y de larga data puede ser detenido así nomas, de repente, si solo los adultos demandaran tanto como demandan los jóvenes, quienes han sido traicionados por los adultos.
Tal como declaró la célebre activista sueca en la ONU: «Nos están fallando, pero los jóvenes estamos comenzando a entender vuestra traición». Sin embargo, los datos, si es que de algo importan, no acompañan tal proclamación.
El promedio de pobreza a nivel mundial ha caído de 28 % en 1999 a 11 % en 2013, de acuerdo a HumanProgress.org. La esperanza de vida también se ha incrementado de 63.2 años a 71.9 de 1981 a 2015.
La mortalidad infantil paso de 64.8 cada 1.000 nacimientos en 1990 a 30.5 en 2016. La proporción de niños que completan la escuela primaria se incrementó de un 80 % en 1981 a 90 % en 2015. Las mismas tendencias positivas se mantienen para el hambre, el trabajo infantil, analfabetismo, etc.
Esto quiere decir que el gran desafío que representa el combate del cambio climático podrá ser enfrentado por las futuras generaciones con más recursos y tecnología que cualquier otra generación en la historia de la humanidad.
Desde luego, los jóvenes que acompañan a Thunberg en su cruzada no están al tanto de esto porque los adultos que escuchan no les han dicho. En su lugar, los han alimentado con una dieta de advertencias apocalípticas que luego los niños repiten como urgencia.
Uno de los disertantes en el rally climático en Washington DC que tuvo lugar la semana pasada, dijo que solo tenemos «18 meses» —sí, solo hasta inicios de 2021— para impedir los daños irreparables al medio ambiente.
De acuerdo a National Geographic, «más de un adolescente que ofició de ferviente activista ha renunciado a ello a causa de la depresión, ansiedad y miedo de que los líderes del mundo no actúen a tiempo para prevenir que sus vidas sean irremediablemente alteradas por el cambio climático»
Esto es tan demente como la falta de consciencia sobre los cambios que está sufriendo nuestro planeta a consecuencia de nuestras acciones. De todos, no solo de los políticos y corporaciones.
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Ver el odio que destila en cada una de sus palabras es acojonante. La chica solamente está siendo utilizada a través de un discurso buenista (que no le quita razón, cabe acotar) por lobbies y transnacionales que apuntan con un dedo a ciertos sectores, pero casualmente ignoran otros igual o más dañinos para el planeta. Es clara la dirección política del discurso.
Ahora, hablando de ella concretamente… usar a una niña con un síndrome especial para estos fines es, cuando menos, irresponsable. Dice que le han robado su infancia ¿Acaso no son sus padres, metiéndola en este circo mediático, la que le han quitado su juventud?
Y les parece malo que se preocupe por el medio ambiente? Me parece que si es para un cambio en las personas, en su forma de actuar o de pensar respecto al cambio climático y el calentamiento global, está muy bien todo lo que dice, además es verdad, o es que creen que es mentira que a la tierra poco a poco la estamos destruyendo, no importa quien esté detrás de todo eso, si va a ser para bien de la humanidad pues bienvenido será