Existe un porcentaje muy alto de la población que es tremendamente manejable, y que se creen los cantos de sirena que el político de turno viene a contarles: como que el ISIS es sólo un grupo terrorista, los EE.UU. son los buenos, o que Cataluña es un país ocupado y sometido por el centralismo español.
Muchas son las mentiras que el nacionalismo ha inoculado en la sociedad catalana desde la transición española (1975 – 1982) hasta la fecha. Algunas tuvieron mucho calado como el famoso «España nos roba» que coincidió con el inicio del ‘proceso de ruptura’. Hasta que (¡oh, sorpresa!) quien estaba robando a los catalanes eran los Pujol, Millet, Prenafeta, Alavedra, Montull…y un sinfin de políticos catalanes.
¿Cuál es la verdadera historia de Cataluña?
A diferencia de Escocia, Cataluña nunca ha sido un estado independiente. El origen de Cataluña y el de España han estado ligados desde el principio. Tras la ocupación romana, y su posterior declive, Roma aceptó entregar Hispania al pueblo germano de los visigodos a cambio de que dejasen de saquear Italia. Los visigodos se instalaron inicialmente en la ciudad Tarraconense (Tarragona).
En el siglo VIII, los árabes invadieron la península sin encontrar prácticamente resistencia, ya que los visigodos, que ya controlaban toda Hispania, se encontraban en medio de una guerra civil por la sucesión. Los musulmanes ya habían traspasado los pirineos cuando los Carolingios reaccionaron y los hicieron retroceder, ocupando el norte de Cataluña y Aragón como franja de seguridad ante las tropas árabes. A finales del siglo IX, el monarca carolingio Carlos el Calvo designo a WIfredo el Velloso como conde de Barcelona.
Esta sería la última designación hecha desde la monarquía franca, ya que desde Wifredo el título pasó hereditariamente a su descendencia. Carlos el Calvo se dirigía a los habitantes de Barcelona como “Godos e Hispanos”, lo que deja a las claras que el origen de los habitantes de Cataluña es el mismo que el de resto de España, y no una mezcla anglo-aria como quieren hacernos creer algunos nacionalistas.
A medida que el Imperio Carolingio se debilitaba, los condados españoles fueron adquiriendo más poder y autonomía. En el siglo XII por ejemplo, el condado de Barcelona amplió su extensión hacia el Mediterráneo bien por la fuerza o bien por enlaces matrimoniales. El enlace matrimonial más importante fue el que ocurrió entre Ramón Berenguer IV y Petronila de Aragón, que provocaría la unificación de Aragón y Cataluña.
En 1469, Fernando II de Aragón se casó con Isabel la Católica, Reina de Castilla unificando ambos reinos, aunque cada uno mantuvo sus instituciones políticas, su moneda y sus leyes. La relación de los reyes católicos con Cataluña era tan normal como con cualquier otra región de sus reinos. Una anécdota curiosa es que cuando Colón regresó de su primer viaje, los reyes se encontraban en Barcelona negociando la devolución del Rosellón y la Cerdeña.
La línea sucesoria continuó desde los Reyes Católicos hasta Carlos II, que no tuvo descendencia. A raíz de ello, surgió la disputa entre Luis XIV de Francia y el emperador Leopoldo I, de la casa Habsburgo, debido a que ambos estaban casados con infantas hijas de Felipe IV (padre de Carlos II). La sucesión degeneró en una guerra en la que se implicaron España, Paises Bajos, Alemania, Austria e Italia. Los apoyos a una u otra dinastía estaban divididos en España. Castilla apoyaba a Felipe V ( por la parte de los Borbones) e inicialmente Aragon (y Cataluña) también.
Desde 1700 a 1705 los catalanes están a favor de la línea Borbónica. Incluso en 1700 Felipe V juró el fuero catalán. Pero en 1705 la oligarquía catalana percibió que las batallas en Europa se estaban decantando por el archiduque Carlos (en contendiente por la línea Habsburgo) y decidieron cambiar de bando y ponerse de su lado. Esto Felipe V lo percibe como una deslealtad, que finalmente terminó en un sitio de la ciudad de Barcelona durante más de un año. Pero repito, los barceloneses estaban luchando por darle la monarquía de España al archiduque Carlos, no por su independencia.
Como anécdota, el General Antonio de Villarroel, que dirigió la defensa de Barcelona ante las tropas de los Borbones les lanzó esta arenga a sus soldados el día 11 de septiembre de 1714, día en el que finalmente la ciudad capituló: “Estáis luchando por nosotros y por toda la nación española”. Precisamente ese día, es el que en Cataluña se celebra la Diada, aunque muy pocos de los que acuden a las manifestaciones con emblemas independentistas conocen la verdadera historia de aquel día.
El movimiento nacionalista catalán surge bastante más tarde, en el siglo XIX, como una corriente de ideología política, y se afianzó en el siglo XX a raíz de la turbulenta fase previa a la guerra civil española. La actual situación proindependentista catalana, es el resultado de muchos años de repetir las mismas mentiras por los dirigentes nacionalistas, que al final han calado en la población. Ya sabéis, una mentira dicha mil veces se convierte en verdad. Si además se controlan los medios de comunicación y el sistema educativo, todo es mucho más sencillo.
¿El objetivo de la independencia? Cataluña aporta al sistema fiscal español más dinero del que recibe, de la misma manera que le ocurre a otras comunidades autónomas. Las cuentas que se hacen los dirigentes autonómicos son fáciles: si no tengo que compartir con el resto de España, podré capear esta crisis sin tener que hacer recortes ni aplicar una política de austeridad. Esa política de austeridad es mejor que la haga el resto de España.
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