Para empezar tomé un billete de 1 dólar entre mis manos, y comencé a verlo con atención. En el frente del billete todo parece estar en orden, pero si miramos con mucha agudeza visual podremos encontrar en el ángulo superior derecho, a la derecha del Nº 1, un pequeño, diminuto, casi imperceptible búho.
Recordemos que el Búho es un el súmbolo de los “Iluminati”, una deidad mesopotámica llamada Moloch, asociada a Satanás y a quien los banqueros y jerarcas mundiales rinden culto todos los años en el “Soto Bohemia”, de California, vestidos con las ropas del Ku Klux Klan.
Ahora dando vuelta el billete, la primera imagen que impresiona es esa pirámide con un ojo en su parte superior.
La llamada “Pirámide con el Ojo que todo lo ve”, símbolo de la masonería y del dios egipcio “Horus”.
En su parte inferior observamos la leyenda “Novo Ordo Seclorum”, traducido sería: “Nuevo Orden Mundial” y en inglés se dice “New World Order”.
La teoría conspirativa del llamado Nuevo Orden Mundial afirma la existencia de un plan diseñado con el fin de imponer un gobierno único, colectivista, burocrático y controlado por sectores elitistas que son plutocráticos a nivel mundial.
La expresión Nuevo Orden Mundial se ha usado para referirse a un nuevo período de la historia y se pretende, de este modo, que hay pruebas de cambios drásticos en las ideologías políticas y en el equilibrio de poderes. El primer uso de esta expresión aparece en el documento de los Catorce Puntos del presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson, que hace una llamada, después de la Primera Guerra Mundial, para la creación de la sociedad de las Naciones, antecesora de la Organización de las Naciones Unidas.
Pero nunca se ha logrado la cooperación entre las naciones, y esto perjudica los esfuerzos por establecer un nuevo orden mundial. En un informe en la revista The World and I de enero de 1991, un grupo de peritos examinaron “las políticas exteriores que van surgiendo entre las superpotencias y el efecto que probablemente tengan en el nuevo orden mundial”. El editor llegó a esta conclusión: “La historia nos lleva a pensar que en el mejor de los tiempos se puede pasar muy fácilmente de la paz a la guerra. La cooperación internacional, particularmente entre las potencias principales, es crucial para una transición de éxito de la Guerra Fría a un nuevo orden mundial.”
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