Catherine-Élise Müller, mejor conocida como Hélène, fue una reconocida psíquica francesa que a finales del siglo XIX, sorprendió al mundo al decir que podía comunicarse con seres de Marte.
Hélène saltó a la fama en 1900, gracias a la publicación «Desde la India al planeta Marte», hecha por Théodoroe Flournoy, profesor de psicología de la Universidad de Ginebra.
Fue hasta el año 1899, cuando, de forma tanto psicológica y psíquica mantuvieron una serie de conversaciones, que derivaron en la publicación del libro.
Habitantes de Marte: la visión de Hélène
En el texto, el profesor documentó una serie de experiencias de la médium, dividiéndolas por «ciclos»; estos eran los ciclos románticos, el ciclo marciano, el ciclo ultramarciano y los ciclos hindú, oriental y real.
A pesar del éxito del libro, Müller no colaboró más con Flournoy al sentir que había sido «malinterpretada». El psicólogo retrató los «ciclos» como producto de lo que él llamaba «imaginaría infantil» y el lenguaje marciano como un simple lenguaje elaborado.
Hélène, durante su ciclo marciano, describió perfectamente como era el medio ambiente y los habitantes de Marte, comunicándose en su nombre.Fu
En sus visiones, Marte tenía zonas pobladas de humanoides con características similares a las personas asiáticas. Estos usaban diferentes dispositivos futuristas, como vehículos de propulsión y aviones ultraveloces.
También existían criaturas similares a los perros, con cabezas que se asemejaban a coles. Estos seres estaban al servicio de los «marcianos».
El ciclo marciano derivó a un «romano» que se produjo en un lugar llamado «Ultra-Marte». No se sabe realmente si este era otro planeta o una región del mismo Marte, lo único seguro es que eran habitados por «trolls ultra-marcianos».
Estos seres eran más similares a los humanos y su lenguaje era diferente al de los marcianos, empleando una escritura ideográfica en vez de una fonética.
La opinión de Flournoy
Flournoy argumentó en su momento, que lo que la médium veía y decía durante el trance eran simples fantasías subconscientes, mostrando comportamientos regresivos.
Además, dijo que lejos de la verdad, la complejidad y lo extraño de lo contado, demostraban un deseo subconsciente de satisfacer la imaginación de quien la escuchaba.
Obviamente, esto no agradó a Müller y, desde ese momento, no trabajó más junto al profesor.
Tiempo después, la psíquica recibió el patrocinio de un espiritualista estadounidense, volviéndose hacia un espiritualismo cristiano con elementos ufológicos.
Durante esa etapa, la relación con Flournoy se volvió tan compleja que hasta hubo enfrentamientos públicos, por los derechos del libro Desde la India al planeta Marte, pues Müller argumentaba que lo escrito en él era suyo.
Con el pasar de los años, la mujer fue dejando de lado el espiritismo y dos décadas después, estaba más enfocada a la pintura. Este trabajo también atrajo la atención de personas importantes, como la de André Breton y los surrealistas.
¿Podemos decir que Catherine-Élise Müller era capaz de comunicarse con verdaderos marcianos que habitaban una región de Marte aún desconocida? O, por el contrario ¿Deberíamos creer en las palabras de Thédoroe Flournoy?
Una historia tanto interesante y la vez inquietante, pues no sería la primera vez que un médium acierta en cuestiones relacionadas con el espacio y la vida extraterrestre.
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