El 11 de julio de 1978, un camión cargado con exceso de propileno estalló a su paso por el Camping de Los Alfaques. Fue un infierno real a 2.000ºC
Un camión cisterna circulaba ese día del 78 desde Tarragona con destino Alicante, España, en un caluroso martes de verano. Su carga, propileno líquido, un material altamente inflamable.
De repente, a su paso por Alcanar, explota en una bola de fuego junto al Camping Los Alfaques. El trágico resultado fue de 215 personas fallecidas y más de 300 heridas graves.
Las escenas dantescas conmocionaron al mundo
Familias carbonizadas en un santiamén mientras jugaban a las cartas, personas que se consumían a medida que escapaban, o víctimas que se cocieron en el agua de la playa creyendo que allí encontrarían resguardo.
Cuando el paso del tiempo difuminó la tragedia en la memoria española, parecía que solo los familiares de las víctimas mantendrían vivo el recuerdo.
Eso era así, hasta que empezaron a aparecer testigos contando lo imposible: decenas de conductores que relataban visiones inexplicables mientras circulaban por la N-340 a la altura de Los Alfaques.
Todo sucede de madrugada: figuras de familias inmóviles en medio de la carretera, en bañador o con ropas veraniegas, raídas, en pleno invierno..
Niños con cubos de playa, oxidados, como se vinieran de jugar; dos mujeres rubias y altas («las alemanas»)… Tienen la cara negra o no tienen rostro; los ven como carbonizados, sin ojos, sin boca, sin nariz.
Los aparecidos o fantasmas del cámping de Los Alfaques han sido referidos por muchos testigos, entre ellos profesionales como abogados y médicos.
Pero también han sido vistos por la Guardia Civil: una pareja de agentes permanecían ocultos en la playa en una operación policial cuando observaron de madrugada, en pleno invierno, el paseo de una madre con su hija. Y desaparecieron..
Lo imposible a veces es probable y parece que real. Así lo atestiguan numerosas personas que han relatado experiencias paranormales en los lugares en los que han acaecido desgarradoras muertes.
Sea lo que fuere, producen visiones fantasmagóricas, presencias y apariciones que traen incluso aparentes mensajes del más allá. Es como si la muerte dejara abierta una puerta al pasado donde ocurre la tragedia.
En el lugar de la explosión o del incendio, en el paraje del accidente de aviación o de tráfico, en el hospital, en el hospicio o en la morgue…
Estas historias parecen sacadas de leyendas urbanas, pero ya han sido documentadas en atestados de la Guardia Civil y la Policía, en muchos lugares de nuestra geografía.
«Hay quienes defienden que en sitios donde ha habido grandes tragedias queda una impregnación, queda el dolor marcado para siempre y algunas personas con una sensibilidad especial y en determinadas circunstancias son capaces de acceder a esos ecos de la tragedia», explica el periodista Javier Pérez Campos, quien ha recogido esos fenómenos en un libro.
«Los ecos de la tragedia» parte de una investigación periodística sobre las supuestas apariciones del cámping de Los Alfaques, en Tarragona, para reflejar una historia con muchos testigos que transcurre en los límites de la realidad.
En todas partes hay aparecidos. Pero el miedo al ridículo y al descrédito disuaden a muchos testigos a contar su historia..
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