Una cadena de atentados en el final de la Semana Santa siembra el pánico y deja más de 400 heridos en Sri Lanka. Entre las víctimas hay 35 extranjeros. El Gobierno del país ha declarado el toque de queda.
Al menos 207 personas murieron, entre ellas 35 extranjeros, y unas 450 resultaron heridas en el Domingo de Resurrección más sangriento de Sri Lanka, después de una serie de explosiones simultáneas en cuatro hoteles, un complejo residencial y tres iglesias, donde numerosos fieles celebraban una de las grandes festividades cristianas. Los ataques no han sido reivindicados.
Tras las ocho explosiones, el Gobierno ha decretado el estado de emergencia, ha bloqueado las redes sociales y la policía ha impuesto el toque de queda con efecto inmediato ante el temor a nuevos ataques. Se han detenido a siete personas en relación a los ataques, según medios locales. En una de las actuaciones, tres policías fueron asesinados en el registro a una casa.
Las seis primeras explosiones ocurrieron de forma coordinada hacia las 8.45 horas (2.30 GMT) en al menos tres hoteles de lujo en Colombo: el Cinnamon Grand, el Kingsbury y el Shangri-La, todos de categoría cinco estrellas.
También en una iglesia de la capital, otra en Katana, en el oeste del país, y la tercera en Batticaloa, en el este de la isla, explicó el portavoz de la Policía de Sri Lanka, Ruwan Gunasekara.
La séptima detonación, en la que hubo dos fallecidos, se registró horas más tarde en un pequeño hotel situado a unos 100 metros del zoo de Dehiwala, un suburbio ubicado a una decena de kilómetros al sur del centro de Colombo.
A primera hora de la tarde se ha producido la octava explosión en el complejo residencial en Dematagoda, en Colombo. Tras las primeras explosiones, fuentes consultadas por AFP confirman que “Hay muchas personas heridas, algunas de ellas en estado crítico”.
Las mismas fuentes agregaron que 254 personas han sido ingresadas en un hospital en Colombo y que 60 heridos habían sido reportados en dos ataques fuera de la capital.
Según esta fuente, al menos 64 personas murieron en Colombo, donde tres hoteles de alto nivel y una iglesia fueron alcanzados. En Negombo, al norte de la capital, 67 personas murieron en una iglesia y otras 25 en otra iglesia en Batticaloa, al este de la isla.
Los católicos de Sri Lanka, como los del resto del mundo, fueron a la misa de Pascua el domingo, uno de los aspectos más destacados del año religioso cristiano. Todas las celebraciones de Pascua han sido canceladas en el país, anunció la archidiócesis.
La comunidad internacional condenó dichos atentados con bomba que han golpeado este domingo tres hoteles de lujo, una pequeña pensión y tres iglesias en Sri Lanka.
«Con horror y tristeza escucho sobre las bombas en Sri Lanka que le han costado la vida a tanta gente. Mis sentidas condolencias a las familias y a quienes se acercaron para rezar pacíficamente o para visitar ese hermoso país. Estamos preparados para respaldar», publicó en la red social Twitter el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
Por su parte, el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, se sumó a la tristeza por los atentados y pidió que se respete la libertad religiosa.
«Incluso el Domingo de Pascua hay quienes siembran odio y cosechan muerte. Los ataques en las iglesias de Sri Lanka atestiguan un genocidio real perpetrado contra los cristianos. Oremos por las víctimas inocentes y trabajemos por la libertad religiosa en todo el mundo», declaró Tajani.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, acaba de mostrar en un tuit su «más enérgica» condena por los «terribles atentados» que «nos hacen llorar». «El terror y la barbarie no nos doblegarán nunca. Mi apoyo y cariño a todas las víctimas y familiares», comentó Sánchez.
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